Tres Cimas de Lavaredo

Nos acercábamos por primera vez al entorno de las famosas Tre Cime/Drei Zinnen en el año 99, en aquel entonces no tuvimos tiempo para realizar la ruta a pie y nos pareció carísimo además, por lo que las ganas de realizar esta ruta de alta montaña eran añejas. Teniendo en cuenta los 25€ por coche que cuesta hoy día subir hasta el Refugio Aronzo, inicio de la ruta, y el desnivel que salvas, de verdad se pagan de buena gana.

Entrábamos por el peaje de la carretera hacia las tres cimas a las 7 de la mañana, no se trata de una ruta difícil ya que hay muchos senderos y el desnivel es moderado; pero ha nevado fuerte durante parte de la semana, cosa inusual para septiembre. En escasos 7 kilómetros desde el cruce estamos en el aparcamiento, dónde operarios echan sal. Después de calzarnos las botas, anoraks y palos, sufrimos nuestro primer resbalón cerca del refugio, nada más salir.

Por el sendero 101 sin mucha dificultad hasta el Refugio de Lavaredo, con cuidado ya que en la cara sombría está un poco congelado. Allí paramos para nuestro primer café del día y después de preguntar decidiremos que camino tomar: el 104, justo en frente del refugio y bajo la montaña o bien dando un poco más de vuelta pero menos empinado, seguir por el 101 hacia la Forcella, ¡con mejores fotografías!.

Desde el alto, a la sombra de las tres cimas, vemos el rumbo que debemos tomar, se divisa el refugio en la lejanía, esperamos que suban algunos montañeros que vuelven de dormir allí. Hay que extremar las precauciones puesto que el hielo es bastante traicionero, es por ello que una ruta fácil se convierte en complicada. Así que poco a poco y en la emblemática cara norte de esta montaña, tan fotografiada, aprovechamos para hacer lo propio. Estos tres picachos son unos de los más conocidos de los Alpes.

Seguimos relajadamente hasta llegar el siguiente punto de encuentro, el Refugio Locatelli a 2400 metros, que ya a estas horas parece un hervidero de gente: los que marchan, los que llegamos, los que van a la vía ferrata y los que ascienden a las cumbres.

Desde esta espectacular ubicación las vistas son maravillosas, no podemos hacer más que sentarnos a almorzar y dedicarnos a la vida contemplativa. Volvemos a preguntar y nos indican que realizar hoy la circular puede ser peligroso por el hielo. Encontramos unos vascos que llegan por esa ruta y nos informan que con cuidado es posible pasar, valoramos que ya calienta bastante el sol y por tanto el hielo se irá diluyendo, así que como es temprano emprendemos el descenso hacia el 105.

Dejamos a la derecha  el hermoso valle de Rinbon (102), dicen que sus montañas verdes son fascinantes, pero están nevadas y no son perceptibles. Seguimos nuestra marcha con un montañero italiano de más de 70 años que camina en solitario y que nos va explicando las cimas y los montes que se pueden ver a lo lejos y a los que subió de joven, nos encantó poder escuchar la voz de la experiencia. Es una cuesta algo dura y mucha gente se para a descansar, es increíble la cantidad de personas no muy jóvenes que recorren la ruta,  ¡¡incluídos nosotros claro!!

Creíamos que la vuelta no sería tan dura, sin embargo los 13 km de circuito comienzan a pesar y sobre todo si caminas sobre nieve, hielo, deshielo... hay que ir despacio, pisando fuerte, y tener cuidado con los tobillos; en nuestro itinerario vimos en varias ocasiones los helicópteros recogiendo seguramente personas lesionadas. Se trata de un recorrido muy conocido, por lo que no resulta encantador hacerlo en los meses de verano por la masificación de turistas. 

Finalmente después de 6 horas ascendemos por la estrecha senda helada al borde del terraplén con la máxima precaución, y dónde cada vez encontramos más personas que llevan crampones, ¡qué pena no haber sido previsores!. Llegamos al alto y la belleza de la naturaleza nunca acaba de sorprendernos, la magnifica montaña que nos rodea es lógico que sea tan afamada y célebre. 

¡Volveremos