5 Torri, dolomiti (ITALIA)

Hoy vamos a hacer una pedazo excursión a las Cinco Torres, una de las más desconocidas y para nosotros más fantástica ruta de los míticos Dolomitas. Se puede venir por el passo di Falzarego o bien desde Cortina d'Ampezzo, nosotros hemos venido dos días a estas cinco moles puesto que hay tanto que ver que nos quedamos prendados de esta montaña, así que intentaremos explicar dos maneras diferentes de acceder.

Primer día:  a sólo 4km de Falzarego, veréis a mano derecha mucho aparcamiento y un funicular que sube al Rifugio Scoiattoli, por sólo 11€ ida y por tanto vamos a descender andando.  Hablaros en primer término de este hermoso refugio a 2.255m, por supuesto con posibilidad de dormir, comer tradicionalmente italiano, y con las mejores vistas de 360º, de verdad que volvería siempre y me quedaría a dormir sólo por disfrutar de un amanecer con esas panorámica. 

Wow!!! o  ¡¡¡Guau!!


Nos sorprende gratamente el paisaje, un espectáculo para fotografiar y de paso darle un Giro de pocos quilómetros a le 5 torri: la torre grande muy concurrida para escalada, torre romana, torre latina, la torre cuarta que tiene como dos partes y la última, la torre inglesa o quinta. ¡Unas moles impresionantes las mires por dónde las mires!.


Habíamos leído que había trincheras de la Primera Guerra Mundial entre las tropas italianas y austriacas, así que después de la circular a las torres, empezamos a seguir los carteles de la historia y nos quedamos atónitos al descubrir semejante laberinto de senderos pedregosos llenos de refugios, túneles e incluso el posicionamiento de algún cañón, y escenas de la vida de los soldados como la enfermería.

¡¡Es alucinante ver semejante museo al aire libre!!


Vale la pena coger el telesilla sólo para explorar este conjunto histórico bien conservado en el tiempo y para regocijarse con el mejor panorama y unas vistas de infarto.
Así que después de comer algo, fuera del Refugio, ya que ninguno de ellos deja hacer picnic en sus terrazas, pero eso sí con nuestra cervecita para matar la angustia de tener que irnos de este extraordinario lugar, emprendemos la bajada por una pista de tierra que sale a la derecha: al poco del descenso nos damos cuenta que dicha pista da demasiada vuelta por lo que decidimos ir campo a través y exactamente por debajo del paso del funicular, ya que se trata de pistas de sky no supone mucho esfuerzo hacerlo y disminuye considerablemente el tiempo de bajada.

Segundo día: habíamos averiguado que era posible subir en coche hasta el Rifugio 5 Torri, y luego tan sólo 150m de desnivel caminando al Refugio Scoiattoli. Pasado el aparcamiento del funicular a unos tres km. a la derecha hay una pista asfaltada muy estrecha, por ello debéis extremar las precauciones e intentar subir temprano para no encontrar vehículos y en 4k estaréis a 2120m, muy cerquita andando de vuestro destino, por el sendero 439. 




Mientras hoy José Luis realiza detenidamente sus fotos con trípode, yo me entusiasmo con llegar al siguiente refugio a poco más de 1km de distancia: Rifugio Averau, siempre siguiendo el sendero 439, por una pista de tierra que asciende en zig-zag, lo que consigo en una media horita, y desde dónde las vistas son espectaculares, pero me doy cuenta entonces que también llega un telesilla. Una vez aquí y viéndolo tan cercano, no puedo dejar atrás el más alto Rifugio de Nuvolau (a 2575m), a penas otro quilómetro pero con un abrumador desnivel; la ruta se pierde, adivinando casi el ascenso por sendas entre las rocas, siguiendo la estela de algún montañero que baja del refugio, tengo que pararme en alguna ocasión, y por fin entre respiraciones cortadas, una prodigiosa vista de todo el macizo montañoso: abajo al fondo diviso la cima del Passo Giau y todos los 'tornantes' (curvas de cambio de sentido) de la carretera.
¡La sensación es la de sentirse realmente insignificante en este mundo!







Hemos leído que hay una vía ferrata desde Giau hasta el Nuvolau, ¡pero no me voy a parar a averiguarlo!. Puesto que no tengo cobertura y dejé a mi acompañante abajo, emprendo un descenso vertiginoso, casi galopante en cuánto alcanzo la pista de tierra del Averau, por lo que llego a la acristalada terraza del Scoiattoli muy acalorada. Así que después de asearme en el baño, obtengo una grata recompensa: mi vino blanco en un lugar no sólo singular sino incomparable.

¡¡Valió mucho la pena!!


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